Peregrino 24, adiós

Ahora que todo el mundo que está frente a la pantalla leyendo este artículo está avisado, voy a entrar en materia.

 

Hoy en día se usa muy a la ligera el llamado estado de ruina, término que se usa para la demolición de cualquier estructura, ya esté protegida o no. Los propietarios de edificios antiguos (en general) quieren sacar el máximo provecho de un inmueble que a menudo les causa muchos quebraderos de cabeza, que han heredado, que están vacíos o en los que no han invertido dinero durante años y que han acabado por degradarse y les cuesta dinero mantener.

 

Llegado ese momento, la propiedad quiere desprenderse de ese peso demoliéndolos y esto, unido a una administración que a menudo es laxa en la legislación que ella misma promueve, nos lleva a situaciones como la de Peregrino 24.

 

ATENCIÓN: Desconociendo en profundidad el estado de Peregrino 24 sí puedo asegurar que no estaba en ruinas ni en peligro de derrumbarse. El edificio (con sus cosas) estaba bien de salud a nivel general

 

Ruina urbanística y ruina física

 

La ruina urbanística se produce cuando el coste de las reparaciones para devolver la estabilidad estructural a un inmueble supera la mitad del valor de una construcción de nueva planta de características similares. No tiene por qué haber daños reales en la estabilidad.

 

Y la física es cuando una construcción amenaza con derruirse de modo inminente con peligro para la seguridad pública o la integridad del patrimonio protegido.

 

Son dos tipos de ruina muy diferentes que a menudo acaban solapándose para permitir la demolición completa de edificaciones, independientemente de si tienen graves problemas estructurales o no, sin contar que, en otras ocasiones, puede que lo ruinoso afecte a una parte concreta del edificio y no a la totalidad del mismo.

Los huecos del bajo habían sufrido alteraciones al adaptar los locales a otros usos y la vista general de este edificio también estaba dañada al encontrarse en medio de dos solares, quedando como mascarón de proa en esta confluencia de calles. Los edificios a ambos lados, también seguían ese juego de balcones y antepechos creando una armonía de fachadas que a lo largo de estos años se ha perdido.

 

La entrada a este edificio se hacía a través de un gran portón de madera de dos hojas, con respiraderos en la parte superior para dar luz al zaguán, si bien, las rejas existentes en estos huecos son fruto de alguna reforma posterior por lo que desconocemos qué tipo de cerramiento podía tener en su origen.

Peregrino 24, que hoy ya es un solar más en la Ciudad del Paraíso, era un edificio de bajo+2 situado en la perchelera calle Peregrino esquina con calle Conde Duque de Olivares. Construido a mediados del siglo XIX, era un ejemplo de arquitectura decimonónica sin grandes alardes decorativos.

 

El interés de su fachada residía en el juego entre balcones y antepechos, una línea de imposta que separaba el primer y el segundo piso y dos bajantes integradas en las dos fachadas. El edificio se remataba con una cubierta inclinada de teja árabe con cumbreras bicolores azules y amarillas.

¿Entramos?

 

Como siempre decimos, el valor de un edificio histórico no sólo reside en su fachada sino también en su interior y en saber adaptarlo al hoy sin perder la esencia y su valor.

 

El edificio estaba dividido originalmente en un único piso por planta. Cada uno de ellos de nueve habitaciones cada uno, ¡sí! habéis leído bien, cada casa tenía nueve estancias.

 

Entramos al zaguán, donde al fondo se nos presentaba la escalera. La decoración es inexistente, únicamente la propia escalera y un habitáculo creado junto a ella a modo de portería o almacén con puerta y respiradero superior, que también había perdido su ventanal original.

 

Al acercarnos a la estrecha escalera se advierten los elementos originales que conservaba. Los escalones tenían sus remates de madera y las contrahuellas con baldosas de barro. Las losas de los escalones eran posteriores, fruto de una desafortunada reforma que sustituyó las (probablemente) losas de barro por solería de terrazo. Todo el cuerpo de escaleras se mantenía en pie, si bien, en la rehabilitación que pudiera haberse hecho, se tendría que haber reforzado, quizás rehaciendo alguna de las partes más dañadas.

 

Hace años, el edificio fue okupado durante algún tiempo, período en el cual el interior fue llenado de basura que aún se encontraba por todos sitios. Quizás fuera entonces cuando se expolió la baranda de la escalera, puesto que ya no estaba en su lugar. En esa hipotética rehabilitación que pudo haberse hecho podría haber sido reproducida tomando como ejemplo otras de edificios similares a este.

Llegamos al primer piso, y es donde vemos otra de las reformas realizadas, puede que la misma que sustituyó las solerías. Se ha dicho antes que en su diseño original había un piso por planta, pero aquí aparecen dos pisos, uno que conservaba su puerta del XIX, con su intrincada mirilla y ventanuco superior con barrotes de hierro y otra que fue la abierta con posterioridad.

 

Es en este piso donde nos encontrábamos con uno de los pocos fragmentos de solería original de la construcción, un suelo de baldosas hidráulicas a dos colores (blancas y rojas) haciendo un dibujo básico. Era este piso el que tenía acceso al pequeño patio de luces al que dan el corredor, la cocinas y los baños. Este patio, impracticable al estar lleno de basura, estaba cubierto con una pequeña montera de cristal, elemento que con mimo podría haberse restaurado recuperando su esplendor perdido.

(Artículo escrito en Mayo de 2018)

UN MISMO EDIFICIO PUEDE TENER PARTES RUINOSAS QUE SON IMPOSIBLES DE RESTAURAR, PERO AL MISMO

TIEMPO TENER OTRAS QUE SE ENCUENTREN EN PERFECTO ESTADO

Pese al abandono y la degradación, se puede ver el potencial del interior, en todas las salas se conservaban las carpinterías y todas las puertas interiores (incluidos los armarios).

 

Se podía incluso ir pensando en aquella rehabilitación que pudo haber sido, ya que todas las salas estaban exentas de decoración alguna en sus techos o paredes, y bien podía haberse hecho alguna intervención actual en ellas, dejando las vigas a la vista por ejemplo.

 

No soy muy dado a hacer esto a menudo porque implica el picado de elementos decorativos de interés como pueden ser yeserías, molduras, estucos y demás, pero en otros casos (como este) puede aportar mucho sin perder valor patrimonial

 

Este era uno de los puntos fuertes de Peregrino, 24, ya que las desafortunadas reformas hicieron desaparecer los elementos que pudiera tener en el interior, esto hubiera permitido una intervención más libre y contemporánea.

Subimos y llegamos al último piso donde un lucernario, hoy cubierto con planchas de uralita, iluminaba el cuerpo de escaleras, aunque podía verse que era otra reforma posterior y puede que estuviera cubierto con planchas de cristal como la montera del patio.

 

Es en el piso superior donde nos encontramos con la distribución original de las viviendas. Un pasillo con amplios ventanales hacia el patio interior nos sirve de distribuidor a todas las estancias. Estancias, todas ellas ¡a exterior! Todas las habitaciones, cocina y baño incluido, tenían luz natural.

 

¿Por qué es importante recalcar esto? Porque a menudo se hacen intervenciones muy invasivas en edificios históricos con la justificación de que hay salas insalubres, sin luz natural ni ventilación. Pero Peregrino, 24 podría haber sido rehabilitado y restaurado conservando su distribución original y si acaso haciendo sólo algunos cambios puntuales.

¿Qué se pudo haber hecho?

 

Peregrino, 24 era un edificio con muchas posibilidades y si la propiedad hubiese querido de verdad recuperar su esplendor, se podía haber saneado, limpiado y reforzado y de una manera relativamente fácil haber creado:

 

1- Un piso por planta de 9 habitaciones cada uno, con la posibilidad de haber podido sacar dos pisos por planta, sin que esto supusiera un daño grave a su distribución interior.

 

2- Recuperación de elementos decorativos interiores existentes en la escalera, la restauración de todas las carpinterías, puertas, ventanas, ventanucos y puertas de armarios, puesta en valor de los suelos hidráulicos existentes y posibilidad de colocar otros nuevos u otro tipo de solería.

 

3- Restauración de la montera acristalada del patio, recuperando la estructura de hierro original y sustituyendo las planchas de cristal.

 

4- Posibilidad de dejar a la vista algunos elementos estructurales, como pudieran ser forjados y algunos pilares de madera creando un espacio con un diseño contemporáneo.

 

5- Reconstrucción de elementos interiores desaparecidos, haciendo una reproducción de la baranda de la escalera y elementos faltantes como pudieran ser cerrajería, llamadores y pomos, tomando como ejemplo elementos de otros edificios históricos.

 

6- Restauración y reconstrucción de las carpinterías de los balcones, portón principal y zócalo de obra.

 

Peregrino, 24 podría haberse convertido en un ejemplo para otros edificios en el futuro, con una intervención contemporánea sin dañar sus valores históricos.

 

Ya nunca lo sabremos porque el pasado mes de abril fue derribado y se evaporó otra oportunidad para recuperar uno de los poquísimos ejemplos de arquitectura tradicional que quedaba en El Perchel. Lo que venga ahora, poco importará, ya sea un cubo blanco o un edificio que se le pareciera estéticamente. Lo que tuvo valor histórico ya no existe y Málaga hoy es menos Málaga.

 

Hasta siempre Peregrino 24, ¡adiós!

OH

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